Nunca escribí algo que fuera imposible.
Nunca creí que te volverías polvo mucho antes de que llegara el invierno.
De que el frío invadiría mi cuerpo en cuestión de segundos,
dejando las puertas cerradas bajo llave a cualquier acto de simpatía
del resto del mundo.
Hoy, veo que te dejo atrás, que dejo atrás
recuerdos y momentos vividos
intensamente y sobretodo, vividos sinceramente.
Fuiste una huella en mi cuerpo de las que no se borran, de las que permanecen
al tiempo de ser pisadas por otra gente.
Creo que, lo bien vivido es el recuerdo más bonito que uno mismo lleva
en su piel. Y esa piel es la misma que te recuerda que todo sigue,
que todo tiene que avanzar, que continuar su curso.
Crecer, es aprender a despedirse.
SARA IBARZO.
